El trabajador de una pastelería de Huesca confita por error a su hijo en vez de confinarlo.
El joven, que advirtió a su familia de que tenía que estar confinado después de que un amigo suyo resultara positivo, acabó confitado y no confinado; como realmente debía de estar, a causa de un fallo de entendimiento entre el padre y el médico.
Un error muy dulce, pero peligroso
Felipe Ballarín, que regenta una pequeña pastelería en la capital oscense, ha acabado confitando por error a su hijo cuando lo que debía de hacer era confinarlo. El hijo de Ballarín, después de pasar varios días con un amigo que resultó tener el virus, decidió comentárselo en primer lugar a su padre y éste, con la mejor de sus intenciones se lo llevo a su repostería y lo empezó a confitar.
«Cuando ya le había confitado hasta la cintura, mi chico me dijo que creía que esto no iba así, por lo que llamé al médico para consultarle cómo era», explicaba el padre. «El problema de todo esto lo tiene el alelado de mi hijo, que se comunica con murmullos y luego pasa lo que pasa, que en vez de quedarse encerrado en su cuarto acaba como una Fruta de Aragón», añadía.
El hijo permanecerá en la pastelería hasta nueva orden
La confusión ha hecho que el muchacho acabara confinado y confitado. Además ha obligado al padre a cerrar la pastelería hasta saber si el joven da positivo o negativo en la pcr.
«Aquí no se está tan mal», comentaba el chico. «Es un poco incómodo el estar tan pegajoso, pero sé a fruta escarchada, que tampoco está nada mal», decía el niño mientras se lamía así mismo.
