Arrestados el padre y la madre que forzaban a sus dos
hijos a sacarse todas las monedas que guardaran tras
las orejas.
Los hijos, de 16 y 15 años, llevaban más de cinco años obligados por sus progenitores a darles todas las monedas de un euro y de dos que provenían de sus orejas. Ahora, los chavales se irán a vivir a casa de su tía, la única que apoyaba a las víctimas. «Llevaba años diciéndoles que ese dinero se lo controlasen con una app para ahorrar como Fintonic, que no debían dárselo a sus padres», explicaba ella a la policía. «Pero estos chicos son
demasiado buenos y no hacían»
Los padres podrían haber hecho una fortuna de más de tres millones de
euros
Una vez arrestados, los padres no han podido con la presión y han confesado. «En un día podíamos sacarnos tranquilamente entre 300 y 400 euros por hijo», declaraba el padre. «Además, teníamos una aplicación que nos ayudaba mucho a saber cómo organizar todo ese dinero y pasar desapercibidos», añadía.
Los dos miembros adultos de la familia, arrepentidos tras hacerse público todo lo sucedido, han declarado que «eran unos ingresos extra que usaban para comprar Jabugo 5 jotas para el bocadillo de la merienda de los niños». Una vez se haga el recuento oficial del dinero, el Estado ha aconsejado a los hijos que gestionen su dinero a través de Fintonic y no se lo gasten todo en irse de vacaciones a Salou, como tenían previsto en un inicio.
Una vida «a todo trapo»
Desde que su abuelo les sacó la primera moneda de detrás de la oreja, sus padres vieron una fuente de negocio. Y lo que para ellos fue una fuente inagotable de dinero, para los pequeños fue como convertirse en la gallina de los huevos de oro, pero ahora, ya con los padres en prisión, los muchachos pueden volver a llevar una vida normal.
«Es un alivio el no tener a nadie que nos obligue a sacar nada de las orejas», explicaba uno de ellos. «Además, hace poco se enteraron de que Fintonic había escondido 30 carteras con dinero en Zaragoza y nos querían estar todo el día buscándolas. Se volvieron locos», comentaba el otro entre sollozos.
