Decenas de denuncias han obligado a cerrar una óptica del centro de Huesca.
Los trabajadores de la tienda aprovechaban la falta de visión de los clientes para incluir insultos en los test de visión e inflarles las dioptrías para que se gastaran más en los cristales de sus gafas o lentillas.
Desde la óptica se justifican
A pesar de la polémica que ha suscitado el caso, los dueños del negocio han explicado el sentido de incluir palabras mal sonantes en sus pruebas. «El ser humano detecta antes una palabra que le llame la atención que una sucesión de letras sin sentido», explicaba uno de los jefes.
Más allá de las declaraciones que han dado desde la óptica, la Asociación del Consumidor espera que las autoridades pertinentes se empleen con fuerza contra ellos y multen como deben a los encargados. «Tienen que pagar por todo ese daño que han estado causando a miopes, astigmáticos y demás gente que no ve tres en un burro», pedían desde la A.D.C.
Las víctimas esperan ser recompensados por daños morales
Por el momento se desconoce el número exacto de clientes que se han visto afectados por las técnicas ilegales de esta óptica, pero se calcula que hasta 256 personas podrían verse implicadas en esta trama.
«Gilipollas, tontolaba, idiota o gafotas fueron algunas de las palabras que me hicieron leer durante mi última prueba de visión», explica un afectado por esta trama que prefiere mantenerse en el anonimato. «Este caso se repitió hasta en 4 ocasiones y me afectó tanto que no sabía si debía contarlo o mantenerlo en secreto», añadía entre lágrimas.
