Tu cuñado comienza a ensayar su frase «si es que ya lo sabía yo» que repetirá tras las elecciones

0

Se confirman los pronósticos: esa persona irritable e ignorante que tienes por cuñado volverá a valorar el resultado electoral sin tener ni idea.

Arranca la campaña electoral, y con ella los ensayos de tu cuñado para su elaborado discurso postelectoral. En esta ocasión, la semana de análisis socio-político coincidirá con la cena de Nochebuena, un escenario perfecto para recordar al resto de la familia que «la gente es tonta por tragarse al uno, al otro, y a su puta madre. Venga, no me jodas».

Un cuñado de manual: fiel a las tradiciones

Dando tumbos en sus argumentos y con escasa concreción, la estrategia de su discurso está perfectamente definida desde el principio. «No, si es que… Claro. La gente no hace nada, y al final…» Con su maestría para no saber si está defendiendo a la derecha o a la izquierda, lo que tu cuñado tendrá claro es que «son todos unos chorizos», y «si pillo yo el poder, se iba a cagar la perra» . Uno de los cimientos de su seguridad discursiva se haya en el desconocimiento de lo que el resto de comensales opina sobre él. El año pasado calificó como «una pequeña joya» el vino Don Simón con el que rellenasteis las copas en la cocina, pero la cena prosiguió como de costumbre, sin contratiempos, hasta su habitual cierre «Andando, que es gerundio», pronunciado mientras se levantaba en estado etílico. Aún habiendo irrumpido nuevos partidos, y tras unas elecciones municipales y catalanas muy movidas, las palabras de tu cuñado bien podrían ser un corta y pega de sus pasados discursos de 12 años a esta parte.

La política, tema clave en el cuñadismo

A varias semanas de las elecciones, ya se rumorea que repetirá su estrategia de ataque: comenzar callado en la cena, y aprovechar un primer comentario de otro comensal (preferiblemente una mujer) para arrancar su speech con un sonoro «No tenéis ni puta idea». Si se ve acorralado por algún/a contertulio/a que maneje datos y sólidos argumentos en su contra, cerrará el debate con un «Pues eso, lo que yo decía», continuado por un «Y el zagalico, ¿qué? ¿Se nos ha echado noviera?», mientras golpea bruscamente la espalda del sobrino adolescente que tenga más cerca. Familiares cercanos especulan con la posibilidad de que esa última frase le sirva para no pensar que, a punto de cumplir 51 años, le falta tanto amor en la vida como pelo en el frontis.

Noticia basada en una idea propuesta por “Alex Rodrigo” a través del formulario ‘Envía tu noticia‘.

Dejar respuesta